viernes, 2 de marzo de 2007

errores

¿Estoy pagando todos mis errores? Atma, la hija de Helga S., me hablaba muchísimo del karma. Ella y su madre eran devotas de un santón hindú y viajaban cada año al reducto que éste tenía en algún rincón de Oriente del cual nunca quisieron darme el nombre. ¿Desconfiaban de mí?
Ángeles, mi amiga más querida, muerta ahora hace dos años, creía en la reencarnación. "Seré una gata de angora blanca, gorda y muy mimada", solía decirme. Si ha logrado su sueño no lo ha hecho cerca de mí. Al menos yo no me he cruzado con ninguna gata semejante en estos dos últimos años.
Debo confesar que nunca creí en todas esas cosas, pero ahora siento que de reencarnarme lo haría en una sucia rata de albañal. Es que me equivoco mucho, tal vez demasiado.